Roland Barthes publicó en 1957 el libro Mythologies, que incluye un breve capítulo dedicado a reflexionar sobre los juguetes franceses. Publicamos aquí un fragmento.
El adulto francés ve al niño como otro igual a sí mismo y no hay mejor ejemplo de esto que el juguete francés. Los juguetes habituales son esencialmente un microcosmos adulto; todos constituyen reproducciones reducidas de objetos humanos, como si el niño, a los ojos del público, sólo fuese un hombre más pequeño, un homúnculo al que se debe proveer de objetos de su tamaño.
Las formas inventadas son muy escasas: algunos juegos de construcción, fundados en la tendencia a armar objetos, son los únicos que proponen formas dinámicas. En todos los otros casos, el juguete francés siempre significa algo y ese algo siempre está totalmente socializado, constituido por los mitos o las técnicas de la vida moderna adulta.
[…]
Cualquier juego de construcción, mientras no sea demasiado refinado, implica un aprendizaje del mundo muy diferente: el niño no crea objetos significativos, le importa poco que tengan un nombre adulto; no ejerce un uso, sino una demiurgia: crea formas que andan, que dan vueltas, crea una vida, no una propiedad. Los objetos se conducen por sí mismos, ya no son una materia inerte y complicada en el hueco de la mano. Pero esto es poco frecuente: de ordinario, el juguete francés es un juguete de imitación, quiere hacer niños usuarios, no niños creadores.
Tomado de Mitologías, de Roland Barthes, Siglo XXI Editores, 1980
(traducción de Héctor Schmucler)
Estimada Sandra, siempre es una agradable sorpresa encontrar escritores que se inspiran en mi Maestro Roland Barthes.
ResponderEliminarUn saludo desde Buenos Aires,
Alicia Villoldo-Botana