lunes, 30 de noviembre de 2009

Sin sentimentalismos

El sábado, el suplemento ADN Cultura publicó una reseña de Catálogo de juguetes a cargo de Alejandro Patat. La reproducimos aquí.


Un diccionario lúdico

Por Alejandro Patat


¿Cómo volver a la infancia sin sentimentalismos ni nostalgias evocativas? ¿Cómo volver a esos primeros años sin caer en las trampas que reserva todo recuerdo, sin ser devorados por la fuerza centrípeta del pasado? La novelista Sandra Petrignani (Piacenza, 1952) lo logra con la composición de un catálogo de juguetes de nuestro tiempo, o para ser más precisos, de aquellos que reinaron entre los años cincuenta y los años noventa del siglo XX: la hamaca, el barrilete, las muñecas, las bolitas, la soga, las figuritas, el fortín, los globos, el trompo, entre otros. Quedan deliberadamente excluidos todos los aparatos e instrumentos hipertecnológicos o derivados de la informática. El catálogo consiste, pues, en un breve diccionario en el que, por un lado, la autora describe sin mayores tecnicismos el uso de cada juguete y, por el otro, se abandona a una discreta reflexión sobre las emociones, los deseos y las actitudes que ese mismo juguete despertaba en la infancia. Porque, efectivamente, no propone una descripción analítica de los juegos y sus objetivas implicaciones psicológicas. Tampoco es un tratado sociológico o pedagógico: en el libro no hay tomas de posición acerca de la infancia desfavorecida o sin juguetes, ni tampoco información sobre los vínculos entre los juguetes y el crecimiento. Se ocupa más bien de recrear una atmósfera subjetiva capaz de reconducir por un instante al lector al tiempo mágico de la niñez, a sus introspecciones y proyecciones. Cada voz del diccionario es como un pantallazo breve que focaliza al niño que juega absorto, concentrado en la dinámica que él mismo impone al objeto, más allá de las reglas preestablecidas. Y la imagen que se nos ofrece está prácticamente despojada de los adultos que, en el mundo infantil de los juguetes, aparecen como presencias fantasmales o como impávidos intrusos del espacio íntimo y secreto de los juegos. ¿Un niño debe explicarle al adulto que el muñeco sucio o con un solo ojo no debe ser ni lavado ni remendado? ¿Es necesario que aclare que las reglas del juego son siempre individuales?

En el posfacio, Giorgio Manganelli anota que la brillante idea de la autora no esconde la materia inquietante de la que se ocupa. "Es extraño -afirma el famoso escritor italiano-, la hora de los juguetes es tan larga como una era geológica." Y es justamente allí, en ese espacio antiquísimo de la vida, en el reino absoluto del simulacro, donde la autora se detiene con aguda inteligencia para indagar los aspectos primitivos que sobreviven en cada uno de nosotros.

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