viernes, 23 de octubre de 2009

El rumor de un tiempo distinto

Ayer, el suplemento cultural de La Voz del Interior publicó en tapa una extensa reseña sobre el Catálogo de juguetes. El comentario completo, que recomendamos, se puede leer en la edición web del diario.


Santuario de primeras magias

Por Demián Orosz


Comienza con la hamaca, como si pusiera todo el libro al amparo de una oscilación entre el cielo y la tierra, o del deseo más sencillo de sostenerse en el aire, y culmina con un zoológico en miniatura, breve repaso de los habitantes originarios de los países infantiles, compañeros del día y custodios del sueño. Entre la hamaca y el zoológico, el Catálogo de juguetes de Sandra Petrignani admite también a otras 63 criaturas o prácticas del mundo de los juegos.

La autora italiana, nacida en 1952, concibió este viaje a la infancia cuando advirtió que había un quiebre entre los objetos de su niñez y los juguetes y fantasías de su pequeño hijo. Una fractura que la escritora leyó en términos de magia perdida: la electrónica y el capitalismo arrasan con el aura, transforman a los juguetes en cosas iguales a otras cosas. El reverso exacto del santuario de primeras y olvidadas magias que propone Petrignani bien podría ser esa mezcla de cementerio de juguetes semi vivos y tétrico parque de crueldades que construye un horrible niño en la película Toy Story, empeñado en machacar y rehacer engendros con cabezas, brazos y ruedas de distintos muñecos y vehículos. Cosas hechas con otras cosas, traqueteando como una familia de "frankensteins".

Tensado por una mirada melancólica, el libro no es sin embargo un catálogo de nostalgias, ni de meditaciones que se cierran en lamentos un poco benjaminianos sobre el aura rota. [...]

La escritora retiene escenas de su vida y de su época, le contagia a los retratos de los juguetes una silueta del momento en que los usaba, los olores y conversaciones de la casa, o la irrupción intempestiva de los adultos y sus variables humores. En la estela que dejan sus evocaciones se puede leer también el rumor de un tiempo distinto, marcado por algunas carencias y otros modos de apreciar lo que se tenía.

Predomina una mirada femenina y desde la perspectiva infantil al mundo gigante, inaccesible y un poco hostil de los adultos, con sus rituales duros. Pero Petrignani sabe que los juguetes no son inocentes y se pone a salvo de una visión idílica. [...] En esa materialidad de apariencia sencilla se dirimen otras batallas menos fantásticas.

Los juguetes también activan las diferencias de género: armas, máquinas, fuertes y soldados para los niños; casas de muñecas, bebotes y batería de cocina para los primeros llamados a filas de un gran ejército de pequeñas madres y amas de casa. [...]

Se suele preguntar qué libro se llevaría a una isla desierta. ¿Por qué nunca se pregunta por el juguete que haría compañía en ese eventual destierro? Este catálogo puede ser una buena respuesta para ambas preguntas.


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